miércoles, 4 de noviembre de 2015

LAS MAGISTRATURAS ROMANAS DE LA REPÚBLICA

Las instituciones políticas de Roma se iban reformando i acumulando dependiendo de las necesidades de las fuerzas entre los diferentes sectores de la población. El régimen republicano se basó en tres pilares: magistraturas (cargos políticos), el Senado y los comicios o asambleas.



Las magistraturas se repartían en el poder ejecutivo, civil y militar, i la administración de la ciudad de Roma i después del Imperio. Habían dos tipos de magistraturas: las ordinarias que normalmente eran optativas, y las extraordinarias que se constituían en estados de excepción. 




En las ordinarias había cuatro ''submagistraturas'' con poder ejecutivo que se encargaban de las tareas de gobierno , constituían el cursus honorum (carrera política). Eran, de más alta a más baja, las siguientes:




- Los cónsules. Eran dos, la autoridad suprema civil y militar, que presidían el Senado y la asamblea, dirigían el ejército y mandaban sobre la resta de magistrados, y de ellos dependía la jefatura del estado. 





- Los pretores. Fueron dos hasta el final de la República, responsables de la administración de la justicia: el praetor urbanus que se ocupaba de los litigios entre los ciudadanos romanos; el praetor peregrinus que se ocupaba de los litigios en que intervenían los forasteros. 





- Los edilicios. Eran cuatro: dos patricios (curules) i dos plebeos, que se encargaban de la administración de la ciudad, en las obras públicas, fiestas, seguridad ciudadana, etc. 




- Los cuestores. Al final fueron cuatro en tiempo de César. Eran los encargados de la administración de los fondos públicos i del control de las gastos civiles y militares, en todas las provincias. 





Ellas cuatro tienen unas características que son comunas entre ellas, son las siguientes:


- Anualidad. Los cargos duraban un año, sin admitir prórrogas. 

- Colegialidad. Cada magistratura era constituida por dos o más colegas que tenían la misma autoridad y derecho a vetarse mutuamente. 
- Gratuidad. Los cargos no estaban remunerados así que sólo lo podían ser los ricos.
- Progresividad. La carrera política se iniciaba como a cuestor y se tenía que pasar por los cargos intermedios para poder llegar a cónsul, y para poder pasar por cada cargo se tenía que tener una edad mínima. 



Las extraordinarias eran:


- Los censores. Elegidos entre los excónsules. Estos dirigían la revisión del censo de los ciudadanos cada cinco años y controlaban las costumbres públicas. Cuando llegaba el final de su gestión, se organizaba un sacrificio para purificar que se llamaba lustrum





- Los tribunos de la plebes. Eran diez que defensaban la plebes contra los abusos de los otros magistrados, que casi siempre eran patricios, que sobre ellos tenían derecho de veto. Los tribunos convocaban y presidían el concilio de la plebes después de Comicios tributos. Se consideraban sagrados, intocables.




Si había peligro de supervivencia de la ciudad, se escogían las magistraturas extraordinarias. Eran el dictador (elegido entre los excónsules, para un periodo de 6 meses) y su lugartinente, el maestro de la caballería


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