martes, 23 de febrero de 2016

EL EJÉRCITO ROMANO

La historia de Roma está unida a la del ejército porque fue la base que expandió su dominio, recorrió para fundar ciudades y llenar Europa de calzadas y puentes. Se convirtió en uno de los vehículos de romanización más sólidos. 

En la época monárquica el servicio militar era, para todos los romanos hombres, un derecho y obligación inherente a la condición de ciudadano. 
La sociedad romana estaba dividida en tres tribus, cada una de las cuales contribuía a la formación del ejército con 100 jinetes, llamados equites o celeres, i 1000 soldados de infantería llamados milites. Estos 3000 soldados de infantería, a los cuales se les tienen que añadir los 300 jinetes constituían la legión (grupo de escogidos), porque se reservaba exclusivamente para los patricios. 
Al servicio de Tulio, se le atribuyeron cambios sociales importantes que repercutieron en la organización del ejército.
Según dicen, dividió la población en cinco clases sociales tomando como criterio la fortuna personal de cada uno y concedió a los plebes la posibilidad de formar parte de la milícia. 
Estas cinco clases estaban divididas en 193 centurias. cada centuria
estaba obligada a contribuir con 100 soldados, pero sólo los de
las cuatro primeras clases sociales integraban la legión; los de la quinta,
armados más pobremente, actuaban como auxiliares de los demás
y recibían el nombre de vélites. No podían formar parte del ejército los
proletarii, personas sin recursos, que sólo tenían su prolees decir, sus hijos.



La ampliación de los objetivos militares y de la duración de las campañas obligó al Estado a compensar los soldados con una subvención llamada stipendium.

A finales del siglo IV aC, Marco Furio Camilo introdujo una unidad táctica más manejable y autónoma, el manipulo (manipulo en latín), formada por dos centurias. Este es el tipo de ejército con el que Roma se enfrentó con Cartago en las guerras púnicas. La legión estaba formada por 4.200 hombres distribuidos en:
Hastats (hastati en latín): 10 manípulos de 120 hombres, escogidos entre los más jóvenes.
Princeps (principes): 10 manípulos de 120 hombres, los más veteranos y experimentados.
Triarii (triarii): 10 manípulos de 60 hombres, 600 hombres, los de más edad.
Repartidos entre las tres clases, los vélites, los más pobres y peor armados, se agrupan en 30 manípulos de 40 hombres cada uno.
A estos 4.200 soldados de infantería, de los que continúan excluidos los proletariihay que añadir:
• La caballería o equites, cuerpo de élite reservado a la aristocracia y que desarrollaba un
papel complementario a la legión. Los 300 jinetes que formaban la caballería ocupaban
las alas del ejército. Estaban organizados en grupos de 10, llamados DECUS, y
el conjunto de tres decurias formaba una turma turma.
• Los aliados o socii, reclutados entre los diversos pueblos itálicos.
• Las tropas auxiliares o auxilia, reclutados entres los pueblos no itálicos sometidos al poder de Roma.




Este organigrama duró hasta el siglo I aC, cuando el general Cayo Mario llevó a cabo una profunda reestructuración, en la que profesionalizó el ejército, fue
dar entrada a los proletarii, uniformizó el armamento de las tres líneas y dio personalidad propia a cada legión y le otorgó como símbolo distintivo una águila de plata el estandarte de la que llevaba el aquilifer.
Además, incrementó la disciplina, la instrucción y el equipamiento militar. también crear una nueva unidad táctica, la cohorte, que comprendía la vez tres manípulos divididos en tres líneas: triarios, príncipes y hastats.
La legión consta, pues, de 6.000 hombres divididos en 60 centurias = 30 manípulos = 10 cohortes.



Cuando Augusto se hizo dueño del poder y estableció como lema de su gobierno la pax augusta, se encontró con un ejército demasiado numeroso y muy veterano, por eso se vio obligado a licenciar un gran número de soldados. Recurrió a darles tierras de cultivo o crear nuevas ciudades para ellos; así nació Emerita Augusta, para acoger a los veteranos
de las guerras contra los cántabros.
Durante el Imperio, la estructura del ejército casi no cambió. Se dedicó sobre todo a proteger las fronteras y mantener en orden las provincias. Las tropas auxiliares se convirtieron en un elemento importante de romanización; formar parte tenía grandes atractivos para los nativos: un trabajo seguro durante los 25 años en que el soldado se quedaba en el ejército y, a la hora de la jubilación, la adquisición de la ciudadanía romana...





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